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Los celestes son una especie pluricelular, heterótrofa e inteligente procedente de Celestia, planeta que orbita alrededor de la estrella Gliese 581. Poseen tanto lenguaje y cultura como un propio modelo de pensamiento, filosofía y un amplio espectro de comportamiento.

Ocupan actualmente el puesto de especie dominante del nicho global.

Sin nombre

De izquierda a derecha: celeste hembra y macho.

Taxonomía
Génesis Biocaelestes
Superreino Sectiocariotas
Reino Multinúcleo
Subreino Animalia
Filo Hidropropulsados
Clase Ballooniformes
Orden Ballooniformes avanzados
Familia Prensiles
Género Sophons caelestis
Otros datos

Apariencia

Seres aviarios con forma similar a un aeroplano y un par de apéndices prensiles. Tono corporal, en general, de tono azulado oscuro en la parte posterior y celeste o pardo en la inferior. Presentan simetría bilateral, sistema nervioso y cerebro apartado.

Cultura

Propia, con un lenguaje articulado ampliamente desarrollado y riqueza histórica particular. Presenta tanto distintas formas de gobierno como jerarquía, especialización del trabajo y consciencia tanto colectiva como individual.
Nombre propio de civilización Los que se unen (traducción adaptada)
Nivel de civilización 0, 2, análogo a la Era Medieval; emergente y en desarrollo.


Nombre científico[]

Varios de sus nombres científicos, asignados alrededor de 2308, han sido desde su creación objeto de controversia. Algunos de los más conocidos son Homo faber caelestis, Homo sapiens caelestis y Excogitator caelestis, que aluden a sus características más diferenciadoras: faber significa "constructor" o "que construye" y excogitatorsapiens "pensador" o "que piensa". El conflicto surge de la denominación "homo" para esta especie, pues aunque algunos hacen referencia a su racionalidad, su consciencia y sus pautas cognitivas, rasgos compartidos con el ser humano, el rechazo surge de denominar con ese término a una especie cuya evolución se ha desarrollado completamente al margen del génesis de la Tierra, siendo un género que poco o nada comparte con el nuestro.

Así la dificultad no surge sólamente de la denominación o no de hombres a los celestes, sino de qué característica verdadera los identifica de otros seres. Hubo grandes debates acerca de la definición de consciencia, inteligencia y razón a raíz de éstos hechos; se cuestionó si éstos eran verdaderamente conscientes tanto de sí mismos como de su propia consciencia e incluso si los seres humanos lo eran, preguntándose así si eramos dignos de afirmar qué es razón y qué no. No era difícil imaginarse que los celestes sentirían y tendrían un concepto de todo radicalmente distinto del nuestro. Con el estudio de su lenguaje articulado, especialmente el escrito (denominado como el sofonte), y la observación de sus individuos, se constató que tenían un caracter inteligente. Así se acuñó el término Sophons caelestis, sofonte de Celestia.

Biología[]

Fisionomía[]

Los celestes, al igual que su clase (y especialmente su género), se desplazan por medio de locomoción propulsadaen su costado se haya un par de fosas encargadas de absorber el aire y propulsarse por medio de su expulsión. Por otra parte, los miembros de su género biológico poseen un gran saco mediante el cual absorben el aire, rico en vapor de agua, hidrógeno y oxígeno, y separan este último para abastecerse y el hidrógeno para hincharse y flotar. Este intercambio de gases y estas reacciones químicas se dan en un gran órgano llamado caldera, que se encarga de separar unos elementos de otros para conducirlos por sus conductos respectivos. El oxígeno se conduce a órganos análogos a los pulmones, donde se pasa a la sangre y, el hidrógeno, a su saco. En función de cuán lleno esté descenderán o bajarán o, como se da también en menor proporción, en función de la temperatura.

En la parte inferior de su cuerpo poseen un extenso pie utilizado para alzar el vuelo, utilizándolo para impulsarse y saltar. Una vez hecho esto, utilizan su par de alas para elevarse en el aire.

Los celestes tienen dos protuberancias, extensiones de su orificio bucal, cuya función primordial es el cuidado de sus hijos; son demasiado pequeños como para tener suficiente estabilidad en el vuelo. Con las extensiones, los acomodan en el cuerpo de los adultos y les protegen. Estas extremidades son el principio más básico de la comunicación interpersonal en esta especie, usándose entre amigos, familias o miembros de un mismo grupo. A su vez, se usan para la manipulación de objetos y el uso de herramientas, al igual que los homínidos con sus manos.

Por otra parte, cabe destacar su método particular de percepción del mundo; sus sentidos. Los más desarrollados que poseen son:

  • El sonar, que, de forma similar a los delfines, es utilizado como método tanto de comunicación a distancia como de percepción de su entorno. Es utilizado más bien en un segundo plano junto con su visión ocular, sobre todo en el cálculo de profundidad y distancia. Son capaces de emitir sonidos en un amplio espectro de voz, llegando emitir infra y ultrasonidos. El órgano especializado en la recogida de dichos sonidos tanto para escucharlos como para calcular así el espacio que les rodea es el melón, una cavidad rellena de un líquido muy denso, propiciando así la conductividad del sonido. A favor de dicha conductividad están tambien los pliegues cartilaginosos que rodean tanto el melón como la delantera de la especie (cráneo para nosotros), que podría compararse a la forma de la nariz de los murciélagos en la Tierra.
  • La visión óptica, estando también desarrollada la percepción del espectro infrarrojo. Este sentido no ha evolucionado para captar la luz infrarroja de su estrella, sino la emitida por el entorno. Aunque la mayor parte de la luz proyectada por Gliese 581 pertenece a este campo, hay diversos elementos de la atmósfera de Celestia que la absorben, siendo pieza fundamental el vapor de agua, una de las sustancias que se conocen más eficaces a la hora de no dejar pasar la luz de este tipo. Tienen así órganos especializados para el espectro visible de luz y para el infrarrojo, estando ambos compuestos de un delicado silicato endurecido y siendo más pequeños que los humanos pero más potentes.
  • El olfato, especializado en base a las características del planeta. Los celestes poseen un apéndice olfativo cubierto de largos cilios que captan las partículas aromáticas volátiles del ambiente, sin necesidad de aspirar aire pero sí de acercar el órgano. Se localiza delante del melón y es un tronco extensible, pudiendo retraerse en un pequeño orificio que lo cubre y protege. La causa del método de detección de olores que poseen no sólo los celestes, sino gran parte de las especies de Celestia, se cree que ha de deberse a los constantes vientos de Celestia que arrastran consigo los elementos odoríferos de los cuerpos. Lo que sí es cierto es que los celestes, en función del estado de ánimo, excretan distintos olores, funcionando así de comodines sociales.
  • Un sentido de impacto atmosférico por medio de pequeñas cavidades rellenas de un líquido acuoso poco denso que les permite saber con cierta precisión la presión atmosférica del lugar donde se encuentran. Cuanto menor sea la presión más subirá el líquido y, cuanto mayor, más bajará. Se cree que esto ha surgido como un mecanismo de defensa ante las constantes precipitaciones de Celestia.
  • Un sentido del tacto, siendo especialmente sensibles sus apéndices prensiles y sus partes traseras.
  • Por último tienen también un sentido algésico, kinestésico, de equilibrio y de termorrecepción. Carecen de sentido del gusto propiamente dicho; esta función la ejerce en cierta medida su apéndice olfativo. 

En cuanto a su biología interna, presenta una distinta serie de características:

  • Tejido sanguíneo caracterizado por la concentración de cobre como transportador de oxígeno, tiñéndolo de un tono azulado. Este tipo de sangre, aunque poco eficiente en la Tierra, lo es en los entornos templados, fríos y de poca presión atmosférica de Celestia.
  • Tejido óseo desarrollado, similar al de los vertebrados en la Tierra, formado por carbonato de calcio.
  • Tejido muscular hidraúlico, participando en la movilidad articular por medio del transporte de líquido, de forma análoga a los pulpos o los insectos.
  • Sistema nervioso, formado por una red unida de células sectiocariotas (características de Celestia) capaces de mandar señales eléctricas a varias direcciones. Esta red nerviosa es una extensión de su cerebro, distribuyéndose a través de la columna, la delantera y las extremidades.
  • Una sexualidad dual, donde se presenta un dimorfismo sexual completamente diferenciador. Mientras que los individuos hembras son seres autótrofos y conscientes, los machos son seres sedentarios semejantes a plantas sésiles, tanto autótrofos como heterótrofos. 
  • Una compleja red de órganos que, en las hembras, está formada por:
    • Una caldera, encargada de llevar el aire rico en oxígeno a los pulmones o rico en hidrógeno al saco aéreo.
    • Un par de pulmones.
    • Un saco aéreo.
    • Un par de corazones.
    • Un par de sifones, encargados de expulsar aire para desplazarse.
    • Un cerebro dividido en dos hemisferios, cuyo filtro de operaciones es un órgano semejante al cerebelo.
    • Un estómago dividido en dos partes: un pre-estómago que ablanda el alimento y un segundo que lo digiere.
    • Un hígado.
    • Un riñón.
    • Un intestino grueso.
    • Un órgano sexual extensible, debajo de la delantera.


Nutrición[]

Los celestes tienen un apéndice bucal extensible, vestigio de su clase biológica, terminado en una punta prominente. Esta extremidad, análoga a un brazo, posee a su vez una faringe donde comienza la verdadera boca, acompañada de rádulas encargadas de triturar alimentos. La fisionomía de su aparato digestivo está especialmente diseñada para una dieta omnívora, si bien predomina la carnívora. 

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